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Mostrando entradas de julio, 2011

La noche

Desde que crecí en años y autonomía, que no digo libertad, nos hicimos amigos. Nuestros primeros encuentros fueron fortuitos, es cierto. Yo dejaba el estudio para el final, y siempre acabábamos encontrándonos. Recuerdo más de una ocasión en que nos despedimos, sin haber dormido, justo cuando el sol, invisible pero cercano, lanzaba sus primeros rayos. Hemos vivido tanto. Cada día, desde aquella época, al amanecer me siento desorientado. Yo no la encuentro y ella no me deja buscarla. Debo confiar en que aparecerá, igual que un niño confía en que, llegado el tiempo, su madre volverá y lo sacará de la escuela. Igual que un anciano quien, encerrado en el claustro de una cama con barandas, tras preguntar cada noche si alguien le despertará al día siguiente, espera. Duerme y espera. Aun no viéndola, ella está. Me acompaña en silencio durante la jornada, discreta, sigilosa, humilde. Y llegado el momento, es también ella quien roba la luz al día para, lejos de apagar, transformarla en antor

Un mundo plano

Arquímedes de Siracusa, exhibicionista, pero sabio, dijo, según un testigo: 'dadme un apoyo y muevo el mundo.' ¿Pero cómo mover sin partir, si es el Sur el apoyo, y tan sólo sube el Norte? Yo prefiero un mundo plano aunque perdamos la brújula.

El tiempo es nuestro

Me gusta decir 'el tiempo es mío' cuando el tiempo corre sin dar tiempo, disfruto proclamando 'el tiempo es nuestro' si llego tarde, sin tiempo ni excusas. Me gusta creer que poseo el tiempo pero sólo consigo hacerlo erróneamente Y equivocado, disfruto repitiendo '¡El tiempo es mío! ¡El tiempo es nuestro!' Me temo amiga, que el tiempo sólo será tuyo, mío, nuestro, cuando nos sepamos vividores de un tiempo que nos supera. Me temo amiga, que el tiempo sólo es tuyo, mío, nuestro, cuando nos vivimos sabedores de nuestra finitud en el tiempo. El tiempo es y será nuestro cuando en un presente continuado nos invada, profunda, la certeza de ser nosotros del tiempo . Dedicado a mis profesores de filosofía y de matemáticas, pensadores frecuentes. Algún día tantas palabras servirán para algo. Dedicado también a tantos como han padecido mis múltiples retrasos. Puedo pediros perdón, pero no me arriesgo a deciros que no volverá a suceder. Y perdón por el toque pant