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Mostrando entradas de septiembre, 2011

Las risas y las historias

Al abrir los ojos descubrí la presencia de una hormiga que caminaba junto a mis pies, muy cerca, muy pequeñita. Pensé moverla, obstaculizarla, jugar con ella, y hasta aplastarla siguiendo un bajo instinto. Mientras planeaba mi actuación, vi que ella se movía con libertad, de modo que, simplemente, contemplé con alegría, como contempla el creador a sus criaturas. Y, al mover un pie, vi una hormiga que había permanecido aprisionada, y supe que no sobreviviría, y lloré su vida como llora el creador la muerte de sus criaturas. Y vi también cómo otra hormiga se acercaba a su hermana maltrecha. Ambas, abrumadas por el misterio de la muerte, compartieron las últimas risas y las últimas historias. Qué horrible debe ser tener tanto poder como para aprisionar bajo los propios pies a sociedades enteras. Ojalá los hombres y mujeres, maltrechos, hermanos y abrumados ante los misterios, no olvidemos compartir, como las hormigas, las risas y las historias.

Soltar amarras

La Alhambra iluminada , J.Mª Alonso Hace dos años llegué a Granada. Dejaba atrás varias casas y muchas cosas, algunas de las cuales ya hacía un tiempo que había ido dejando. En estos dos años he ido recorriendo ese más largo camino: el que va de la cabeza al corazón. Porque aunque desde el inicio llamara a esta mi ciudad, mi casa, he necesitado mucho tiempo, y hasta una reforma, para sentir éste como mi hogar. Porque aunque dijera que lo que quedó atrás atrás quedó, no siempre he sabido soltar amarras. Porque, aún hoy, marco a menudo el 954 y miro a otro lugar al ver el mapa del tiempo el televisión. Porque, hasta hace pocos meses, me echaban de menos en otros lugares, pero no en mi barrio, en la Paz, en Granada. Porque se necesita tiempo para construir pasados nuevos, pasados que compartan lugares con los presentes. Porque el corazón se adapta a su ritmo, y las personas cambiamos despacito. Y ahora que comienzo a echar raíces, leo un lindo cuentito