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Mostrando entradas de noviembre, 2011

Perspectiva vergonzante

Un mundo en crisis, advierte el telediario, un mundo enfermo, escribe el poeta, un mundo patas arriba, cita aquel, un mundo en guerra, anuncia el pacifista; Un mundo raro, menciona la canción, un mundo pecador, grita el profeta, un mundo desigual, recuerda la ONG, un mundo con recursos, protesta el ecologista. Y un falso psicólogo, por encima del bien y del mal, por encima del mundo y de todos, se atreve a afirmar: "Ponte guapo, mírate al espejo, sonríe. El mundo hoy es feliz."

Llueve en las calles

Llovía, y la lluvia fue la excusa para ponerme una bufanda en la cabeza sin temores ni vergüenzas. Llovía, y la lluvia me animó a tomar el camino más corto a casa: callejear por el barrio, atravesando calles transformadas por los años bajo el único amparo de la ley del libre albedrío. Llovía, y la lluvia hizo que tampoco me sorprendiesen los tapados rostros de un joven y un niño quienes, en la noche, bajo el agua, me preguntaban la hora. Llovía, y la lluvia y el miedo no les permitió descubrirse y tenderme la mano cuando quise saber sus nombres; ellos prefirieron seguir con su interrogatorio, pasando de la hora a la cartera, de la cartera al dinero. Llovía, mas no sólo llovía. Llueve. Llueve en la vida de estos chicos anónimos que, sin saberlo, hoy se entrenan para delincuentes. Nadie les ha enseñado aún que son grandes, que tienen un nombre. Llueve en la vida de sus familias, ¡llueve a cántaros!, y algo me dice que ni hoy, ni tampoco mañana, 20N, ningún pez gordo se