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La vida de un instante




No puedo detener el tiempo, tampoco la vida que se esconde tras la delgada aguja del segundero, mas puedo traerte a mi lado con palabras detenidas; hacerte ojear siquiera lo que mis ojos contemplan:

Una joven y cerrada puerta, con su mango exterior rodeado por dos vueltas de dedos: dedos de mano, dedos de mujer. Junto a la puerta, hierática, ella. Inmóvil por fuera y removida por dentro, con un torbellino dado a luz por la silenciada voz del corazón, con un mareante viento que se eleva.

No hay tiempo, nada se mueve. Tan sólo dos calladas transformaciones amenazan alterar el rumbo de lo inmóvil. A un lado del tiempo, los suaves dedos alcanzados por el torbellino interior, decididos a conceder a la mujer una segunda oportunidad. Al otro lado, una palabra...



Comentarios

  1. sos el ULTIMO PROFETA?
    lidia-la escriba


    blog nuevo
    www.nuncajamashablamos.blogspot.com

    ResponderEliminar
  2. ya se que si!!! te invito a mi nuevo blog!
    un abrazo
    lidia-la escriba

    www.nuncajamashablamos.blogspot.com !

    ResponderEliminar

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Es loco el viejo

Es loco el viejo barbudo... De un tiempo a esta parte se volvió tan franco y libre que no tiene problema en llevarse con frecuencia a sí mismo la contraria, sin dejar por ello de pensar como piensa ni de hablar lo que dice, incluso aunque a veces, prefiriendo no pensar, simplemente calle. Yo quiero de mayor ser como él, viejo, barbudo, libre y loco. Y si no llego a mayor ni me curo de lampiño, me conformo con libre y loco, que cuerdos ya los hay muchos, y no existen locos presos. Los viejos con los años se liberan de todo... ...los libres parecen locos... ...y los locos, aunque mueran, jamás envejecen. ¿Cómo no desear la libertad de cumplir años? ¿Cómo huir de la locura del evangelio?

A los locos de la historia

Breve homenaje a los locos de todo tiempo. Aquellos que se excedieron en el pensar y en el sentir. Hombres y mujeres que, yendo más allá de los patrones sociales, fueron capaces de cantar la vida y crear así las más bellas historias, llenas de música, colorido y silencio: Sueño con escuchar la más suave imagen jamás cantada. Mientras alguien se decide a dibujar su melodía y a gustar sus letras, empleo mi tiempo en oler en silencio los colores que irradia.

Todo ha cambiado

  Cada cierto tiempo alguien me dice: Martín, ¿ya no publicas lo que escribes, o es que has dejado de escribir? No tengo respuesta. O sí. A veces uno tiene necesidad de vivir, y a veces de pensar lo vivido. Y este tiempo, quizá, he estado ocupado. O perdido. O enfocado. O distraído. Qué más da. Hoy escribo para ti, así que prefiero no desvelarte lo que es mío. Necesito que antes recuperemos la confianza. Han pasado dos años. Dos años desde la última vez. Enero de 2020. Y me enfrento a ti, lector, y a mí mismo, con el pudor de dos antiguos amigos que, compartiendo mesa en la boda de un pariente lejano, se observan, como tratando de descifrar los restos de un pasado compartido, las marcas de tropezones en la cancha, pedradas en el parque, estrellas en el alma.   -¿En serio eres tú?- nos preguntamos sin apenas decir. Todo ha cambiado. Todos hemos cambiado. Te miro, mientras suena la música. Te miro y no sé quién soy. -¿Qué tal te fue la guerra? -pregunto. Poco después me arrepiento. No sé