Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de febrero, 2012

Zapatos Gastados

 Recuerdo con qué esfuerzo mis dedos aprendían a atar los cordones de los zapatos, y la ilusión de tener unos zapatos nuevos, y la novedad que supuso recorrer, por vez primera, el camino a la panadería; Y recuerdo que no fue pan rallado lo que compré, sino queso, y me recuerdo deshaciendo el camino andado. Zapatos, caminos, años. Recuerdo caminar apresurado a casa, en busca de un par de zapatos con los que jugar al fútbol, fútbol que jugué tantos años. Correr, buscar, olvidar. Recuerdo los caminos ocultos de quienes hace ya años gastaron sus zapatos corriendo en busca de los olvidados que morían sin compañía. Gastar, acompañar, morir. Recuerdo a hombres y mujeres, amigas, hermanos; a quienes se les gastó la vida    y murieron,       y se fueron, y siguen,    de otra forma,       acompañándonos. Seguir, vivir, irse. Y vivir es seguir yendo, seguir gastando zapatos, jugando al fútbol, corriendo en busca de los olvidados, emprendiendo caminos.

Divagación Ordinaria

Las personas extraordinarias hacen de lo ordinario (un beso, una caricia, una presencia) una experiencia extraordinaria con la que llenan la vida; Las personas ordinarias llenan con lo extraordinario (una presencia, una caricia, un beso) la bolsa de basura que sacan en la noche, sin revisión ni reciclaje. Las personas extraordinarias esconden sus virtudes tras su rostro humano y defectuoso; La virtud de las personas ordinarias es la de ocultar su defectuoso y humano rostro en el ambiente festivo de un carnaval veneciano. Las personas extraordinarias comparten sonrisas y cuentan cómo soñaron sus sueños; Las personas ordinarias escuché que a veces sonríen imaginando que ya descubrieron aquello por lo que soñar. Las personas extraordinarias, como las ordinarias, creen que son lo que parecen, pero ni unas ni otras creen bien, pues no parecen lo que son: las unas parecen otras, las otras parecen unas, y viceversa o al revés. Fotografía de Pedro Cas