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Mostrando entradas de septiembre, 2012

La vida de un instante

No puedo detener el tiempo, tampoco la vida que se esconde tras la delgada aguja del segundero, mas puedo traerte a mi lado con palabras detenidas; hacerte ojear siquiera lo que mis ojos contemplan: Una joven y cerrada puerta, con su mango exterior rodeado por dos vueltas de dedos: dedos de mano, dedos de mujer. Junto a la puerta, hierática, ella. Inmóvil por fuera y removida por dentro, con un torbellino dado a luz por la silenciada voz del corazón, con un mareante viento que se eleva. No hay tiempo, nada se mueve. Tan sólo dos calladas transformaciones amenazan alterar el rumbo de lo inmóvil. A un lado del tiempo, los suaves dedos alcanzados por el torbellino interior, decididos a conceder a la mujer una segunda oportunidad. Al otro lado, una palabra...

Metafísica

Cuando mis ojos se abrieron tenía 17. No me gustó lo que vi en la tierra, y decidí sin saberlo soñar mirando al cielo. La tierra dijo mi nombre, dejándome en la escisión a los 20, debiendo elegir entre cielo en equilibrio y tierra enrarecida. Hoy, a los 23, el cielo me queda lejano, y es la complejidad del barro la que me invita a mirar hacia dentro: a la tierra, y más acá de ella misma. Donde habita una Palabra que late y corre por el corazón del mundo; una Palabra que graba nuevos horizontes en el hombre que duerme y en la mujer que sueña.

El cáncer del miedo

Después de la tormenta llega la calma, a veces calma tranquila, otras calma atormentada que grita callada en el corazón del hombre. Corazón que decidió enjaularse por miedo a lo ajeno, por temor a ser visto. Corazón apresado, hecho a sí mismo jaula donde los pedros ladran, mordiendo a veces. Abramos las cancelas, aunque entre el calor y la tierra de este mundo agostado; aunque el frío queme, como escribe Mario. Abramos, con Juan, las ventanas, que el miedo es un cáncer que se cura con el viento.

Buckden experience (Carta abierta)

EXPERIENCE IN BUCKDEN TOWERS My name is Martin, and I am a Claretian student from Spain. This summer I was in Buckden for one month, since July 2 nd until August 2 nd . I travelled from Granada with Alex, another Claretian Missionary, and when we landed in Stansted, under the rain and in a really bad hour, were there Father Chris Newman and F. Paul Smith waiting to pick up us. Since that day I thought I was at home. When, 4 weeks later, F. Paul brought us to the airport, I knew that my first thought in England was true. I had lived this month in my house; I had met people and places that, because of our common claretian heritage, were already my family and my house before I arrived. For me it was a great global experience, with goals, crisis, achievements and progresses. Since the first day, I tried (with my Spanish brothers Alex, Iñaki, JJ and Demuel, the last from Puerto Rico ) open my mind, my ears and my eyes. As we said, “Spanish language is not allowed”. I forg