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Mostrando entradas de junio, 2015

Viajar

Lo mejor de viajar no es pasear por bellos lugares, sino saber que esos espacios, hasta entonces desconocidos, son el escenario de la vida de gente para la cual mi contexto geográfico, mi vida, mi casa, no son más que una posibilidad indefinida y lejana. Atravesar la puerta y reconocernos, reconocernos más allá de todo contexto.

El dictador de nuestro tiempo

Miedo es soltar. Nacer, separarse, crecer, distinguirse. Miedo es la cadena, la invitación a romperla y la excusa para no hacerlo. Es comilón y borracho: se come mi libertad y se bebe mi vida. Miedo es el dictador de nuestro tiempo, quizá lo fue de todo tiempo. Quiere dominar, controlar, poseer... Y somete mi voluntad para hacerme su mano derecha, y su izquierda. Un dictador que mueve los hilos con mano invisible, con mis manos. Miedo es la desconfianza junto con lo otro, es la sombra de la tristeza, el fruto de la desesperanza, la muerte desde este lado. El miedo lo es todo cuando es él quien escribe. El miedo no es más que una brisa cuando le quito la pluma y camino hacia delante.

Politono himno

No sé cómo podíamos vivir sin politonos en el 2001", decíamos en el 2006 mientras nos pasábamos música por infrarrojos. Nuestros labios esbozaban una sonrisa pícara, como si hubiéramos alcanzado todo, como si fuésemos los reyes de algo, como si fuésemos más que el de al lado o quisiésemos regalarnos una exclusiva. No supimos reconocer que la historia era mucho más que lo que nuestro ego nos dejaba ver. Tal vez la escasez de perspectiva o la emoción ingenua nos hizo confundir ideales que pudieron haber sido nobles con argumentos que no llegaron a ser tales. La música nos hace humanos, pero lo cierto es que nunca nos ha sido fácil ponernos de acuerdo en la melodía. Algunos aspiran al respeto y al diálogo, y eso es bonito. Otros tantos prefieren el insulto, el ruido y el silbato.